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SINOPSIS : MALDITO RELOJ
SANDRA(39) esta sentada en el lavabo, mirando Instagram y escuchando notas de voz de Whatsapp. Tiene una niña de cuatro años y un trabajo que suele monopolizar su tiempo. Así que el lavabo es “SU” momento. A pesar de estar encerrada, su hija ALICIA aporrea la puerta, llamándola.
Sandra recuerda como el embarazo y posterior maternidad fueron una bomba atómica en su vida profesional: la apartaron de un proyecto que lo era todo para ella y ha tenido que reinventarse de nuevo para encontrar el equilibro entre trabajo y conciliación familiar. Escucha una nota de voz que le ha dejado su amiga ELI (36): Llora y le cuenta que está buscando a alguien para que cuide de su hijo por las tardes para ella poder cumplir una jornada laboral hasta las 19h. Le gustaría poder hacerlo ella y siente que todo carece de sentido. ELI prepara su primer corto como directora contando su historia personal: Como su embarazo se llevo por delante su trabajo, como se sintió desplazada y apartada de su proyecto cuando nació su hijo.
LAIA G, La hermana de SANDRA, cena con ella y con la amiga de ambas, DÁMARIS. Ésta última les cuenta que ha reactivado su cuenta de “Tinder”, y que además se ha apuntado a las listas de espera de la Seguridad Social para inseminarse, y ser madre sola. Aunque los análisis que se ha hecho le dan una bajísima reserva ovárica.
MARTA amiga de SANDRA, ha decidido hacer un tratamiento de vitrificación de óvulos y se pincha en su casa las hormonas con la ayuda de su nuevo novio, mientras conversa con LAIA.G que justo esta pensando en pasar por el mismo proceso. Ambas coinciden que congelarse los óvulos significa “comprar tiempo” para tomar una decisión más adelante. Especialmente empezando una relación afectiva, el tiempo es clave.
SANDRA tiene charlas habitualmente con CELIA y LAURA, sus amigas del instituto, ambas madres. Juntas suelen hablar de crianza, de tribu, de realidad sin filtros y de todas esas cosas que nadie te cuenta antes de ser madre. La dificultad es mayor teniendo dos hijas, que es el caso de LAURA y eso hace pensar mucho a SANDRA acerca de lo distinta que sería su vida con otro hijo o hija. Es un mal momento a todas luces. SANDRA también habla con su amiga LAIA.C, que está embarazada de ocho meses y vive en una auténtica burbuja de felicidad, amor y occitocina. Esta pletórica, ultra-positiva y es incapaz de ver las dificultades que pueden venir de la mano de la maternidad. A SANDRA le recuerda muchísimo como se sentía ella en esa fase de su vida, cuando no sabes nada, y sólo te preocupas por cosas que luego se disuelven en la memoria.
TODAS juntas deciden organizar un fin de semana donde poder conversar y desconectar después de estos meses tan extraños. Durante estas conversaciones saldrán muchas reflexiones:
-“Tengo treinta y siete, no tengo pareja y siempre he querido ser madre”
-“Debería haberlo hecho antes”
-“La maternidad se ha llevado por delante mi trabajo”
-“Es de lo mejor que me ha pasado en la vida”
-“Un hijo puede arruinar una relación”
-“En el fondo estoy muy sola”
-“No tengo pareja, pero no me veo siendo madre sola”
-“Nadie me había dicho de qué iba esto en realidad”
-“Creo que no quiero ser madre, pero tengo miedo de arrepentirme algún día”
-“Nunca pensé que me despedirían, no que me iba a pasar a mí”
-“Por culpa de una episeotomía mal hecha, tardé casi dos años en volver a disfrutar del sexo”
-“Yo quería ser madre y me daba igual hacerlo sola”
-“No tendría otro hijo ni en un millón de años”
-“He abierto los ojos”
-“No sé lo qué quiero”
Juntas vivirán un encuentro y una experiencia conjunta de sororidad y sanación.
Seguramente sin encontrar las respuestas a sus preguntas, pero con algo más de luz en su camino.
SANDRA decidirá intentar ser madre otra vez. Se quedará embarazada en el momento menos adecuado y intentará sobrevivir a una segunda maternidad.