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Los tardígrados son seres microscópicos cuyas características biológicas les dotan de unas increíbles capacidades metabólicas preparadas para la adaptación a condiciones extremas. El tardígrado siempre sobrevive porque siempre se adapta al medio, lo entiende y lo posee.
La charca / The Pond se concibe como un acercamiento a las fascinantes características de estos microanimales. Explorando las facetas fisiológicas de estos gusanos desde una narrativa ficcional y creando nueva obra consistente en esculturas, tejidos, videoproyección, pintura y performance. En La charca hay ecos de lo ancestral que se conforman mediante esa referencia al agua como elemento a través de las propias esculturas de Rosana Antolí y al espacio escénico; unas bases de música electrónica trabajadas por Pálida y la referencia a dos universos que coexisten: el contemporáneo y posapocalíptico y el ancestral. En cada momento, la coreografía es un diálogo que salta de lo virtual y digital al mismo espacio escénico, generando una competición entre los cuerpos digitales y los cuerpos tangibles. El sonido se convierte en un mantra.
Durante el momento de activación, el coreógrafo y bailarín Mikel Aristegui da vida junto a Mariña Ferreiro, Giovanni Peixoto y Nazaré da Vila Pousada a este ecosistema. La banda sonora continua y la audiencia pasan a ser agentes colaboradores en la experimentación de esta historia de espacios interconectados.
Proyecto comisariado por Cooperativa Performa.
Dirección y guión: Rosana Antolí
Performers vídeo: Melissa Sirol, Ay de la Fe, Angela Andrews y Flora Wellesley
Composición Sonora: Pálida
Cámara: Jano Herrera
Vestuario escultórico: Carolina Rieckhoff