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Domingo por la mañana” propone un poema visual acerca de la sensación de soledad del domingo. En una ciudad donde lleva meses lloviendo ininterrumpidamente, donde las personas no se quieren la película trata de una persona escindida en dos. Una de esas “personalidades” se manifiesta con sequedad y amargura. Tal como ella se siente los domingos por la mañana, una sensación de soledad, abandono y frialdad. Hay humedad en la habitación y una gran añoranza por otros tiempos, de calor físico y emocional. La otra de esas personalidades es ligeramente más optimista; intenta autoconvencerse de que ni el frío ni la soledad le afectan. Se atreve a acercarse a la ventana, contemplar la lluvia, sin poder evitar también recordar un tiempo pasado, de mañanas de domingo más alegres. Las 2 personalidades se entrecruzan y cortan en sus manifestaciones verbales, pero harán idénticos gestos.