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Patarinos es un diario de viaje íntimo, trato de elaborar un relato de la historia familiar que me reconcilie con mi familia y con mi tierra gallega, de la que necesité marcharme a Barcelona hace diecisiete años para vivir mi propia vida. Me digo a mí misma que no haberlo hecho, el ambiente conservador y patriarcal del nido me habría quebrado las alas, y yo quería volar.
La película se llama Patarinos porque mi abuelo de pequeño no sabía pronunciar paxariño (pajarito), él decía patarino, y ahora en la aldea paterna de Bentraces a los de mi familia nos llaman los patarinos. Y los pájaros siempre han estado presentes en la historia familiar: mi padre, policía nacional jubilado, cría pájaros de distintas especies en una jaula voladero que ha construido junto al chalé donde vive, en el piso materno una red rodea el balcón de la ventana de la habitación de mi madre para protegerlo de las aves invasoras que entraban a anidar y mi tío Antonio tejía artesanalmente trajes con lino y plumas.
¿Cómo dejar de huir? ¿cómo vincularse en libertad? Para responderme a estas preguntas, sigo el rastro luminoso de mi tío Antonio, porque él fue un ave extraña en la constelación familiar, para quien, según mi padre, su principal objetivo en la vida era hacer lo que le diera la gana. Antonio murió en el año 1992 de sida, todo el mundo en Orense, y en mi familia, sabían que era gay, pero nunca salió del armario, ese tema no se tocaba. Él fue un militante antifranquista del PC, un artesano y diseñador textil galleguista, viajero.. un alma libre que vivió a tope la vanguardia de su momento histórico, y con quien yo dialogo a lo largo de la película. A través de su fabuloso vuelo vital descubro que tras la intensidad celebratoria colectiva de esos años de la transición (1975-1992), tanto a nivel familiar como social, latía oculto un represivo silencio, un vacío y ausencia de memoria.. ¿qué hacer con toda esa herencia, y con el presente desencantado y atomizado que nos queda?
Me aferro al querer vivir de Antonio y al mío, y convoco a mis familiares, ya que todos en la familia atesoramos un recuerdo hermoso de lo que compartió con nosotros, es un punto de encuentro que me permite acercarme más a reflexionar sobre la identidad, el vínculo y la búsqueda de la libertad individual.